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El primer Mundial en horario lectivo y con ‘smartphones’ se juega también en los institutos

Los alumnos buscan resquicios para ver los partidos, los docentes tratan de impedirlo y, por el camino, algunos intentan redirigir la fiebre futbolera hacia actividades educativas

Apenas dos días después del arranque del campeonato en Qatar, un profesor de instituto grancanario advertía en Twitter: “Esto de poner un Mundial de fútbol en noviembre, ahora que los alumnos vienen con tablets y wifi al instituto es un reto educativo para el que no estábamos preparados”. Con buena parte de los partidos jugándose durante el horario lectivo y no en vacaciones, el Mundial se ha atravesado en el día a día de los centros educativos, sobre todo los de secundaria, entre triquiñuelas de los alumnos que aprovechan cualquier descuido para ver los partidos, recreos pegados a las pantallas y algún padre escandalizado porque un docente ha llegado a poner una retransmisión al final de clase.

Así, mientras hay institutos que han desconectado el wifi durante estos días, otros han aprovechado la fiebre mundialista para utilizar el fútbol y la polémica organización del campeonato en un país con graves carencias en derechos humanos y condiciones de trabajo, para desarrollar actividades, charlas y proyectos escolares. El instituto Arca Real de Valladolid, por ejemplo, organizó el martes pasado una actividad titulada Las Matemáticas del Mundial. “Hablaremos del #MundialQatar2022, de estadísticas y de la derrota de Argentina ¿Acertaremos quién será el campeón del Mundial?”, anunciaba en redes sociales el profesor que dirigió el encuentro.

“Esto es un hervidero”, confiesa Encarni Maestre, jefa de estudios del instituto público Joaquín Romero Murube de Los Palacios y Villafranca. No solo se trata del municipio sevillano de 38.678 habitantes en el que nació el jugador de la selección española Pablo Martín Paez Gavira, Gavi —autor de uno de los siete goles que le marcó el miércoles España a Costa Rica—, sino del instituto en el que trabaja su tía como conserje. Ya el martes, durante el encuentro Argentina-Arabia Saudí, que se celebraba a las 11 de la mañana, 16 estudiantes se encerraron durante el recreo en una de las aulas para ver el encuentro en la pantalla digital. “Han recibido un parte disciplinario por incumplir las normas del centro al encontrarse dentro de una clase durante el recreo”, explica Maestre.

Aquel mismo día, los docentes de la escuela instituto Pablo Ruiz Picasso de Barcelona se encontraron con varios grupos de alumnos mirando el partido por el móvil y andando por los pasillos lanzando proclamas a favor de Argentina. “Incluso pidieron a los profesores que les pusieran el partido en la pantalla durante la clase”, explica el director, Marc Hortal. Al día siguiente se toparon con el mismo problema, coincidiendo con el partido de Marruecos. Con todo, el director asegura que la situación no ha ido a más. “Es posible que algunos vean los partidos durante la clase, pero ellos siempre intentan no hacer clase, o los hay que también intentan jugar en clase, esto siempre pasa”.

Ante esta situación, el instituto Mariana Pineda de Granada ha decidido cortar el wifi en la hora del descanso y se ha instado a los docentes a que extremen el control del uso de los móviles en el horario en el que se juegan partidos, tal y como explica su director Miguel González. En el instituto Nicolau Copèrnic de Terrassa, donde también imparten grados de FP, muchos alumnos van con su ordenador y han pillado ya a más de uno viendo los encuentros. “Intentamos controlar la red, analizamos si ha habido páginas con un tráfico muy alto y vamos cortando la conexión”, relata la directora Alícia Pla. Con todo, la docente admite que las alternativas de conexión son muchas y que los alumnos siempre encuentran otras páginas para conectarse.

En los colegios de infantil y primaria, con chavales más pequeños (de 3 a 12 años) el reto del que hablaba el docente canario parece estar siendo más pequeño, pero el fervor futbolero también encuentra huecos por los que colarse. Así, aunque en el colegio público Escultor Alberto Sánchez de Toledo aún no han tenido que llamar la atención a ningún chaval —los de 4º, 5º y 6º usan tableta en clase—, la controversia ha surgido porque un profesor se quedó en clase durante el recreo viendo un partido con un grupo de alumnos. “Se enteraron de otras clases y quisieron hacer lo mismo”, explica el director del colegio, Francisco José García Galán. Y continúa: “Lo hablamos en claustro y decidimos que no lo viesen, que tenemos muchas actividades en el recreo, talleres (juegos de reto, hacer un cortometraje sencillo, juegos de mesa, ajedrez, …) y deportes alternativos (colpbol, datchball, pelota sentada, voleibol mixto) que intentan que el fútbol no sea el “rey del patio” (cada grupo juega al fútbol un día de cada seis y los equipos son mixtos)”.

Derechos humanos

De hecho, la ubicuidad del fútbol y su mundial es tal que numerosos centros y profesores han decidido hacer de la necesidad virtud. El pasado martes, durante el partido de Argentina, Maribel Tarrés esperaba a su grupo de alumnos de la clase de lectura en el instituto Jaume Cabré de Terrassa (Barcelona). Muchos entraron en clase mirando el móvil. La docente, no aficionada al fútbol, fue entonces consciente de la magnitud del problema. “Me decían que el fútbol es un motivo de orgullo porque representan la nacionalidad y el país de cada uno”, explica Tarrés. Entonces, les preguntó si sabían lo que sucedía en Qatar. Y en un momento, de forma improvisada, el fenómeno deportivo se convirtió en un objeto de estudio. “Había algunos que habían oído hablar de la vulneración de derechos o de las malas condiciones de los trabajadores, pero muy superficialmente. Así que les puse unos vídeos del InfoK [el informativo infantil de TV3, la televisión autonómica catalana] y empezaron a ver que era un escándalo”, abunda Tarrés, también directora del centro. Los alumnos se fueron ese día con unas tareas para la próxima semana: recopilar toda la información que puedan sobre Qatar. “El martes haremos un debate con los datos recogidos. El objetivo es que sean conscientes de que el fútbol no es solo un deporte, y menos eventos como el Mundial. Tienen que ver que, sobre todo, es un negocio”, añade.

En el Joaquín Romero Murube de Los Palacios y Villafranca, el pueblo sevillano de Gavi, la reflexión de los docentes les ha llevado por un camino parecido. Así, mientras terminan de decidir qué tipo de sanción impondrán al grupo de estudiantes que pillaron viendo un partido en el recreo, ya han empezado a mantener charlas con ellos para que reflexionen de la mano de Mónica Reyes, la responsable de la asignatura de Igualdad en los Medios. “Les estamos explicando lo que pasa en Qatar, que no hay respeto por los derechos de las mujeres, que se encarcela a los homosexuales, que se están utilizando 80.000 litros de agua potable para abastecer los estadios y a los visitantes del Mundial cuando allí hay escasez…”, señala la jefa de estudios, Encarni Maestre.

No obstante, en el centro, donde sus 500 alumnos ya tenían prohibido desde hace tiempo el uso de teléfonos móviles, son conscientes de que conforme avance el torneo y, sobre todo, si la selección española va pasando de ronda, contener la euforia entre los alumnos se irá haciendo mucho más complicado. Así que han ideado un plan de choque para adaptar el temario —siempre que sea posible— al Mundial. “Yo puedo integrar mi materia y analizar el lenguaje que emplean los comentaristas, el profesor de Educación Física también”, explica Maestre, profesora de Lengua. “Lo hemos planteado y veremos si tenemos que aplicarlo en función de lo que haga España”, abunda. Lo que sí está claro es que no se pararán las clases para ver un partido de fútbol.

 

 

 

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